VII Día

No me extraña que Fermina Daza no quiera saber nada de carta alguna y se niegue a leer las últimas líneas de Jeremiah de Saint-Amour.

Nochebuena a bordo. No deja de tener cierto encanto ese romanticimo pupular del andar de puerto en puerto, de esa piel curtida al sol y de esa sonrisa que parece que no se les borra a ninguno de los profesionales que se dedican a esto. Desconociendo aún lo que es pasar muchos días en alta mar, es de suponer que la llegada a tierra, sea la que sea, provoca un entusiasmo que va más allá de sus puertos y recorre las calles de la ciudad o del pueblo que toque en busca de mercados y otras alegrías que hoy se traducen en la más moderna necesidad de internet y en la más antigua vida noctura.