Portugués de tanga II

En efecto, el pueblo brasileño era un pueblo verbófogo. Además de verborreico, lo que pudiera resultar contradictorio. Pero resultaban ser dos características compatibles: la capacidad de hilar conversaciones a golpe de guturalidades y la aniquilación de toda conjugación verbal.

El portugués de tanga tenía varias expresiones además de la reducción de los tiempos verbales al presente, pasado y futuro simple.

Así, los pronombres se limitaban en ocasiones a los posesivos, sustituyendo el "yo" por el "mi", o el "tu" por el "ti". Desde el "para mi fazer" de la limpiadora, al "para ti entender" del profesor. Quién sabe si una filosofía del lenguaje, en realidad, la sustitución del "yo" por el "mío". Yo no soy yo, yo no existo, si no es como poseedor...

También los números corrían una suerte de existencia particular. Solitarios, se expresaban por unidades, decenas a lo máximo. Ciento veintiséis era "um, dois, meia". Cuatro mil quinientos treinta y siete era un incomprendido de la sociedad brasileña que exigía la descomposición en "quatro, cinco, tres, siete". Desde recepcionistas hasta ejercicios contables de universidad.